El Financial Times ha considerado este hotel como una de las dos grandes inauguraciones hoteleras del año en el mundo. Al tratarse de patrimonio histórico, el reto estético vino marcado por la integración del elemento con la fachada y su arquitectura clásica, que implica un especial grado de protección. El reto técnico vino marcado por el complejo diseño industrial, inspirado en los rótulos clásicos de recorrido de neón, con acabado en cajeado en latón. La inclemente climatología de la zona, que puede alcanzar los -20ºC, obliga a unos sellados y acabados muy precisos, con materiales de alta calidad capaces de resistir estas condiciones.
Una vez instalado se ha convertido en el emblema corporativo de Canfranc, siendo reproducido en todos los medios de comunicación.