El proyecto Campanario se enfocó en revitalizar la imagen de una marca líder en cócteles envasados, que había perdido relevancia en atributos clave como frescura y calidad. El rediseño modernizó la botella, haciéndola más estilizada y elegante. Además, se actualizaron las etiquetas con ilustraciones que resaltan la naturalidad del producto, y se incorporaron códigos de color en las tapas para facilitar la diferenciación de sabores. Estos cambios rejuvenecieron la marca y mejoraron su presencia en góndola, alineándose con las expectativas de los consumidores actuales.