Producto lumínico que valoriza la sal como materialidad. La sal se encuentra a lo largo de todo Chile, pero solamente en un lugar se vuelve parte de sus suelos, llena las laderas de los desiertos en lo alto del altiplano y se carga con creencias ancestrales. Existían minas artesanales donde se extraía esta materia prima y disponían de Chamanes, encargados de pedirle permiso a la madre naturaleza para extraer este mineral. Tras este descubrimiento, se crea un objeto lumínico inquietante, que apela a los astrolabios y a los instrumentos de navegación en bronce, que conversa con dos cilindros de sal puesto en diagonal tensionados por una separación y una grieta que deja ver los cristales salinos. Salis pone en cuestión el ornamento y propone repensar materialidades, entorno y espiritualidad