Se crea un itinerario accesible a la iglesia de San Martín de Noia. Vista la escala monumental y sobriedad del templo gótico, se propone una rampa-escalinata desmontable formada por 11 piezas de granito de volumen sencillo, apoyadas con tacos de neopreno sobre la escalinata y el pavimento existente. Genera una dialéctica entre el carácter efímero del conjunto y el eterno atribuido al material.